¿DIOS NOS ODIA?
Todas las obras que calan en el imaginario colectivo lo hacen porque contienen una verdad fundamental.
Escudero Juan, lo mismo que Tiler Durden alegorizan al inconsciente que nos dirige. Que siempre está detrás de nuestros actos, siendo el crupier en el tablero de juego de vida. Por ello, la mente, que es alegorizada como un caballo por los Templarios, posee dos jinetes: Tú (el ego), y el que va detrás, el inconsciente.
El mítico Till Eulenspiegel, personaje del siglo XIV, es una gran alegoría de ese dios burlón que actúa como espejo de los tontos, por eso conduce un burro. Y cuando el yo, burro, se cree que dirige como jinete, Till se sienta delante y se burla sacando la lengua a los transeúntes, haciendo que estos se enfaden con el jinete. Y si se sienta detrás, enseña el culo airándolos por igual. Mientras el jinete no entiende por qué todos le desprecian. Pues idiota como es, el yo, nada ve, ni entiende.
Otra manifestación simbólica de Dios es el escudo. De ahí la importancia de llevarnos bien con el inconsciente. Porque si no tenemos en cuenta de que él nos sigue y dirige nuestros pasos como un ángel de la guarda, nos retira su protección y nos despeñándonos.
Puedes saber más sobre cómo Dios se ha estado manifestando como bufón burlándose de todos nosotros en el arte y folclore, en mi nuevo libro: "El juego del Tarado. Descifrando el lenguaje de Dios".
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