EL SEMPITERNISMO, LA PALABRA DIVINA Y LAS IMÁGENES NEOPLATÓNICAS COMO MEDIO PARA ALCANZAR LA THEOSIS
EL SEMPITERNISMO, LA PALABRA DIVINA Y LAS IMÁGENES NEOPLATÓNICAS COMO MEDIO PARA ALCANZAR LA THEOSIS
Al mundo de ideas perfectas se puede conectar mediante la contemplación de imágenes y la palabra correcta que dota de conceptualización superior al genio.
Abstract
This text outlines the
current evolution of Sempiternism, a mystical–esoteric philosophy that
conceives the universal unconscious —the “sempiternal unconscious”— as the
divine principle dwelling within all things. In this vision, free will
dissolves in favor of a deeper understanding of the self as an instrument of
the unconscious, which acts prior to all conscious thought.
The work explores the
role of language and image as means of connection with the world of perfect
ideas, following the Neoplatonic and iconodule traditions. The word, as
creative logos, and symbolic contemplation, as a path of spiritual ascent, are
presented as ways toward theosis—union with the divine.
Sempiternism also
reclaims the value of etymology, myth, and symbol as traces of the archaic mind
that still underlies culture. Integrating philosophy, theology, neuroscience,
and hermetic thought, it argues that knowledge is not produced but remembered:
a reminiscence of the eternal.
In this stage,
Sempiternism emerges as a living and evolving philosophy that seeks to
reconcile reason and intuition, word and image, the conscious and the
unconscious, within a single movement toward the sempiternal.
Me
interpelan mucho sobre el porqué de mi definición como «mística esotérica» y su
razón se deduce de su etimología, que da fe del sentido verdadero del título.
Esotérico «secreto; destinado a ser comunicado únicamente a los iniciados;
profundo», tomó su forma del griego ἐσωτερικός (esoterikos) «perteneciente a un
círculo íntimo» al formarse de έσω (eso) «adentro; oculto» + τερος (teros)
«oposición entre dos; el otro» + el sufijo ικοϛ (ikos) «relativo a». Los
aristotélicos comprendían lo esotérico como filosofías eruditas y complicadas
en contraposición con lo popular y que versaban sobre ciencia, el más allá y la
comprensión de uno mismo. Por ello indica «de adentro» de los que miran
adentro, cuando la mayoría mira afuera. De ahí la diferencia de eso-térico con
exo-térico que es lo que le llama la atención al vulgo, los que siempre se
quedan atrapados en lo externo, apartándose de la verdad.
Mientras
que, por su parte, la palabra mística implica lo
relativo a los misterios, del griego μύστης (mystes) «iniciado», como conocedor
de lo secreto o lo que no ve el resto. Ya que la realidad tangible la
percibimos todos, pero únicamente los místicos captamos lo invisible, lo que
escapa a los sentidos de los que están completamente sumidos en la Maya. Al
respecto, el gran filósofo Arthur Schopenhauer da esta certera definición sobre
el genio:
«El
talento logra dar en una diana que nadie da; el genio da en una diana que nadie
ve»
Por
necesidad ideológica fundé el Sempiternismo, mi visión mística religiosa esotérica,
religión o herejía, como se prefiera, y que está en constante evolución. Me
posiciono en contra del libre albedrío en mi visión, nos gobierna un
inconsciente, por mucho que nuestro yo se crea que dirige la máquina.
Benjamin Libet (1983) o Chun Siong Soon (2008) muestran que la actividad
cerebral prepara una decisión hasta 10 segundos antes de que seamos conscientes
de ella. Andrew E. Budson, Kenneth A. Richman y Elizabeth A. Kensinger en su
artículo titulado «Consciousness as a Memory System», publicado en diciembre de
2022 en la revista Cognitive and Behavioral Neurology, alegan que La percepción
consciente surge con un retraso de aproximadamente 500 milisegundos. Gazzaniga
con sus experimentos sobre el cerebro dividido ya demostró en los 60-70 que el
hemisferio izquierdo actúa como un “intérprete” narrativo, generando
confabulaciones para mantener una narrativa unificada del “yo”, incluso cuando
la acción real surge de procesos inconscientes en el otro hemisferio. Gazzaniga
lo llamó el “mecanismo del intérprete”: un módulo cerebral (principalmente en
el lóbulo frontal izquierdo) que retroactivamente asigna causas y motivos a
comportamientos automáticos, creando la ilusión de agencia consciente.
Total, que funcionamos en remoto por debajo de la consciencia, siendo gran
parte de nuestro “funcionamiento diario” inconsciente y automatizado —en
«piloto automático» o “remoto” que procesa inputs sensoriales, hábitos y
decisiones rápidas sin intervención del yo consciente. Al Yo esto le cuesta
mucho de asumir, por lo que lo reprime, justificando: “Yo decidí esto
porque...”. Es decir, es una racionalización post hoc que da sentido a lo
acaecido, no un origen causal. Gazzaniga lo vio como evolutivamente útil al
mantener la cohesión del self, el Yo, que evita el caos cognitivo y facilita la
planificación social (explicar acciones a otros). Aunque advirtió contra el
determinismo: «Somos narradores, no marionetas».
Pero justo mi visión de Dios, el inconsciente sempiterno que está en todo y
todos, se manifiesta como bufón titiritero para reflejar que somos personas de
paja, payasos.
El
latín persōna «personalidad,
carácter, papel (que uno representa en una obra teatral)» es un derivado del
etrusco phersu, que se suele relacionar con el griego πρόσωπον (prósōpon) «máscara», componiéndose mediante la
unión de pros «delante» y opos «cara», de lo que resulta «delante
de la cara».
Máscara
proviene del catalán o provenzal mascarar
«tiznar», en italiano maschera
«careta; disfraz», que derivaron del árabe más-hara
«antifaz; payaso; bufón» del verbo masáhir
«burlarse de alguien; bufón con máscara», derivación de sakhira «él burló; ridículo, gracias, gracioso», que se formó de sahír «burlador»,[1] significando lo que es
empleado para burlar la realidad, del que surgió sáhara «él burló».
Dado
que el inconsciente, como ya postuló Freud, está en comunión con el humor,
encuentro muy graciosa la palabra pensamiento, que yo me tomo la libertad de
traducir por: pienso y miento. Pues esto es lo que hacemos mayoritariamente en
nuestro día a día, cuando estamos ociosos y nuestra mente divaga en un
desarrollo de la excusa perfecta, porque el ser humano es un ser social sujeto
al grupo y, por propia supervivencia, debe quedar bien ante él. Es ese barullo
mental al que la gente alude afirmando: ―Yo pienso mucho―, y no, eso no es
propiamente pensar; lo que hacemos en esta situación y con perdón por la
expresión, son pajas mentales.
Postuló
Edmund Husserl que a priori hay dos clases de pensamiento, la "Actitud
natural» [2]´[3] y la "Actitud
transcendental». El procesamiento de la Red Neuronal por Defecto (RND) se
correspondería con el primero.
Cuando
estamos en reposo, el cerebro continúa gastando una cantidad ingente de
energía, al entrar en el llamado modo operativo, RND, que nos lleva a
planificar futuras acciones o más bien excusas, para que cuando nos hallemos
ante una situación dada, nuestra respuesta sea inmediata, sin vacilación. Este
parloteo incesante incluso puede culminar en pensamientos intrusivos capaces de
doblegar la voluntad y que, llevados al extremo, podrían ser causa de
enfermedades, por ejemplo, el alzhéimer y la esquizofrenia.
De
ahí la importancia de la compasión con uno mismo, de no buscar excusas y
aceptar la realidad y cómo se es, que tu problema con el otro es tuyo.
Estamos
obsesionados con cómo comunicarnos con el otro, con tener razón con respecto al
otro, pero nos olvidamos de comunicarnos con el otro que en nosotros mora,
llámese inconsciente personal o inconsciente colectivo. Y este mudo al que no
entiendes, que domina nuestras emociones, nuestra falta de conexión con él nos
la hace pagar con su humor.
Si
todo sistema suficientemente integrado posee conciencia, las palabras son un
sistema en sí y, por consiguiente, me atrevería a decir conscientes de sí
mismas y lo que evocan. Y dado que nuestro pensamiento está recortado por el
lenguaje que conocemos, cuantos más sistemas de lenguajes podamos integrar,
matemático, simbólico, musical, otras lenguas, computacional, etc., más se amplía
nuestra capacidad de razonamiento y de asociar.
Para
Giambattista Vico[4]
la genialidad radicaba en la asociación de ideas, proceso indisoluble de la
inspiración que conduce al descubrimiento científico: «el ingenio, esta extraña facultad del espíritu humano que consiste en
relacionar»[5].
Al respecto tengo pensamiento ramificado y la facultad de ver patrones
entre etimologías y mitos. Nuestro idioma es indoeuropeo, que evolucionó a
través de la rama itálica, y es imposible que nos llegue la palabra y no nos
hayan llegado sus mitos, conceptos religiosos o ideas sobre el sí mismo.
Para mí la palabra es divina; así el estudio de Dios, la teología,
significa «palabra de Dios», porque Dios es el verbo, y Jesús el verbo hecho
carne.
En este punto debo señalar que el cristianismo está influenciado por Platón
y el neoplatonismo. Para Platón, las Ideas (o Formas sempiternas) ocupan un
lugar central y divino. Las Ideas son realidades imperecederas, inmutables y
perfectas que existen en un mundo inteligible, nouménico, separado del mundo
sensible, fenoménico (físico, cambiante e imperfecto). Por ejemplo, su virtud moral
o cardinal de la justicia no es una acción concreta, sino la esencia pura de lo
justo. Todo lo que percibimos en la realidad material es solo una sombra o
imitación de estas Ideas. El alma humana, inmortal, aspira a contemplarlas para
alcanzar la sabiduría. Y esto únicamente se puede lograr mediante la palabra o
lenguaje, porque el lenguaje dota de pensamiento abstracto; podemos
conceptualizar por la palabra. Y el genio es aquel que por dominar en alto
grado el lenguaje de su materia puede discernir nuevos conceptos, conectándose
así con el pensamiento divino.
A
día de hoy, a este mundo de las ideas le llamamos archivo akáshico. De donde
mana el Eureka, la epifanía, la idea que ilumina al genio.
Esa es mi visión de Jesús como hijo de Dios, el que ve lo que los demás no
ven, el que ve al ver y es tocado por su gracia. Porque la Biblia nos habla de
cómo funciona la mente humana, y cómo existe una fuente divina que posee todo
conocimiento, que está en todo, porque es el inconsciente universal. Este
pensamiento superior está representado por la Afrodita Urania, la celestial, la
que monta sobre un cisne.
Como contrapunto, existe un yo represivo de masa que, al reprimir esta
verdad, se aúna generando el tumulto que mata o reprime al que ve. Representado
por Afrodita Pandemos, la vulgar, la común a todos, la adicción a los sentidos
concupiscentes que monta sobre una cabra.
Y uno debe elegir en su vida qué camino tomará, el de Afrodita Urania o el
de Afrodita Pandemos; es lo que viene a darse en la elección presentada en el Arcano
de los Enamorados del Tarot.
Como aporte curioso, el Santo Sepulcro está construido sobre un templo
dedicado a Afrodita sobre el que posteriormente se construyó uno dedicado a
Venus.
Platón,
que ya plantea esta dicotomía entre lo uránico y lo pandémico, que creía en el
mundo de las ideas (ideas en plural, como las cartas), consideraba a lo uránico
la verdadera realidad: un reino inmutable y sempiterno de conceptos perfectos y
universales, del cual el mundo físico que percibimos a través de los sentidos
es solo una copia imperfecta y cambiante.
Para él, las ideas eran la esencia de las cosas, la verdad fundamental que
solo podía ser alcanzada mediante el intelecto y no a través de la experiencia
sensorial. Puesto que, lo que hacemos, según Platón, al aprender es recordar.
La teoría de la reminiscencia, que sostiene que todo conocimiento ya está en
nuestra alma desde antes de encarnarse en un cuerpo. Dado que está, como
inmortal y preexistente, habitó el Mundo de las Ideas, un reino de conocimiento
puro, y contempló la verdad, pero al encarnarse la olvidó. Por ello, el
aprendizaje es un camino de retorno a la luz, a recuperar el conocimiento
olvidado. Un «volver a pasar por el corazón» idea presente en la etimología de
“recordar”.
Porque el inconsciente universal es heredado a través de los óvulos. Toda
célula posee memoria, y el óvulo es la más grande y la única visible a simple
vista. Luego todos tenemos un yo, que nace nuevo, fruto del esperma que entra
en la casa de Dios (alegoría del óvulo), momento en el que se produce una
iluminación, un fenómeno conocido como «chispa de zinc» (zinc spark), que
genera una explosión visible de luz o «fuegos artificiales» microscópicos. Un
evento biológico real, descubierto por científicos y observable bajo
microscopía fluorescente. Esta unión entre el óvulo “inconsciente” y el esperma
“consciente” es lo que hay que volver a replicar para alcanzar la iluminación
mística, pues el inconsciente es matriz de todo conocimiento.
Las mujeres nacemos con todos nuestros óvulos formados; esto es la trinidad,
la sagrada hipóstasis, cuando tres son uno, porque dentro de la madre, durante
la gestación de una hija, se forman los óvulos de los que nacerán sus nietos.
Cuando hablamos de que tras todo gran hombre hay una gran mujer, nos referimos
de manera inconsciente a la cadena femenina de la que surgió, porque el hombre
es el final de una cadena de mujeres, es un final (piénsese en el arquetipo de
las matrioskas). Tema que trato de manera alegórica y simbólica en mi libro «Apotegmática
oracular». La herida que debe sanar el hombre es la de ser sacrificado del
tejido inconsciente femenino, un mal necesario porque es el hilo que enlaza.
El hombre no puede transmitir su inconsciente, porque, a diferencia de los óvulos
presentes en las mujeres desde la gestación de su vida, el esperma se genera en
un proceso llamado espermatogénesis que puede oscilar entre los 42 y 76 días. Solo
constato un hecho, no quiero que suene a alegato feminista;al fin y al cabo, el
yo, nuestra conciencia, tanto en el hombre como en la mujer, viene del esperma,
mientras el inconsciente heredado procede del óvulo. Esto explica por qué la
historia, desde que es histórica, no posee significante de mujer, porque la
historia está escrita de hombres para hombres, para memoria de los hombres. Las
mujeres ya la transmitimos de manera natural a nuestra descendencia. También, de
manera análoga, de la madre heredamos la inteligencia y del padre la
emocionalidad.
Esto, a su vez, explica la represión neurótica del islam sobre la mujer, el
velar a la mujer, debido a que esta le recuerda su carencia hiriente. Pero
romper la mente de las mujeres, someterlas, vejarlas, hace descender el
cociente intelectual de los hijos, que serán más reactivos que lógicos; así se
anclan en el Medievo. En cambio, el catolicismo y la ortodoxia veneran a la
madre de Dios, la que contuvo dentro de sí al que no tiene límite, la llena de
gracia la madre del genio que aporta el pensamiento superior y el avance
civilizatorio.
El neoplatonismo, como parte de nuestra base iconódula católica (la iconódulia
es la adoración de imágenes), propone que a este mundo de ideas perfectas se
puede conectar mediante la contemplación de imágenes, de ahí que el
cristianismo haya sido el gran mecenas de la ciencia y el arte. Y de ahí el
simbolismo original del Tarot como medio para conectar con el inconsciente y
que en origen se basaba en los Triunfos, unas carticellas para educar a los
niños sobre el orden cósmico, las musas y las virtudes morales de Platón.
Curiosamente, el nombre de Donald
Trump significa: 1) Donald «la ley del mundo, consejero mundial o gobernante
del mundo», 2) Trump «triunfo, naipe o carta de juego superior en valor al
resto; persona de excelencia superior», ligándose así a los Triunfos, el título
primigenio del Tarot. De lo que se deduce que el nombre del magnate posee el
sentido del Tarot como regente o ley del mundo.
Para
los neoplatónicos, las imágenes o símbolos materiales reflejan realidades
superiores y facilitan el ascenso espiritual, theosis, comunión con lo supremo.
Enfatizando
una estructura jerárquica del universo, con emanaciones desde el Uno hasta el
mundo material, pasando por el intelecto y el alma, lo que se refleja en el
mundo material y en las jerarquías sociales, donde, como en el ajedrez, cada
persona, como pieza, tiene un rol definido en un sistema interconectado. Algo
que representaban los Triunfos y alegorizan los naipes de juego. Carlomagno,
considerado el AS de corazones, es el padre de la Europa medieval, la llamada
sociedad de Jaques, los cuatro estamentos sociales de la sociedad feudal:
-
Saint
Jacques de Stick (Bastos) = campesinos.
-
Saint
Jacques de Cup (Copas) = clero.
-
Saint
Jacques de Denier (Oros) = comerciantes.
-
Saint
Jacques de «mirar la espada» (Espadas) = nobleza.
Estas
ideas influyeron en el cristianismo a través de San Agustín, Boecio
y Pseudo-Dionisio el
Areopagita (místico bizantino V- VI) quien argumentó que los íconos no eran
objetos de adoración en sí mismos (idolatría), sino «ventanas» al mundo divino,
facilitando el ascenso espiritual del fiel para alcanzar la Theosis. Un
principio que resonó en los iconódulos.
Esto es clave para entender la situación actual, pues, como alego, la
religión todo lo vertebra.
Católicos y ortodoxos somos iconódulos, en tanto que su contraparte, los
iconoclastas, rompedores de imágenes, judíos y musulmanes, evitan imágenes
religiosas, ciñéndose a interpretaciones estrictas de mandamientos contra la
idolatría. Su postura es represora contra el inconsciente, más ligado al
hemisferio derecho, el mudo, que se manifiesta mediante la imagen. Siendo
religiones más prácticas y políticas, que buscan controlar el poder y la
unificación de sus dominios, que filosóficas, es decir, movidas por amor a la
sabiduría.
Ante
el avance islámico, Irene de Atenas (la Ateniense), emperatriz de Bizancio, se
posicionó a favor de la ortodoxia iconódula en un contexto impregnado de
teología neoplatónica. Por eso es santa para los rusos.
Esta
pugna retorna en la Reforma Protestante (siglo XVI), particularmente en las
corrientes más radicales como el calvinismo y el luteranismo, que rechazaron en
gran medida la visión neoplatónica de la inspiración divina a través de la
contemplación de imágenes religiosas, así como los postulados de Pseudo-Dionisio,
cuya teología mística y simbólica había influido profundamente en la
espiritualidad, liturgia y escolástica* católica medieval. Este rechazo se
enmarcó en una crítica más amplia a las prácticas de la Iglesia católica,
especialmente al uso de íconos, reliquias y rituales, que los reformadores
consideraban idolátricos o desvíos de la fe pura basada en las Escrituras.
Citando
a René Guenón, filósofo y metafísico francés:
«Occidente en la medida que desconozca
su tradición medieval y no apoye sus cimientos sobre ella, vivirá inmerso en
una crisis de valores.»
Como
católicos y europeos, nuestra base, nuestro padre simbólico es el iconódulo Carlomagno,
fundador del Sacro Imperio Románico Germánico, promotor de la reconquista y la
peregrinación a lugares santos, por lo que el Códice Calixtino le atribuye ser
el iniciador del Camino de Santiago.
En
mi visión sempiternista, la existencia es como un videojuego donde venimos a
realizar la misión de conectar con el inconsciente universal, que no solamente
es el tablero de juego, sino que es quien mueve al jugador aunque este no se percate
de ello, porque nuestra máscara, nuestro ego yoico no lo deja ver. Para eso hay
que entender los arquetipos que nos impulsan, que se manifiestan en los juegos
visuales y de palabras.
Yoga
significa tanto yugo como unión. En su práctica, uno entrena lo individual,
superar los cuatro cancros que nos esclavizan al cuerpo: el deseo sensual, el
deseo de existir, las opiniones falsas y la ignorancia, que aplican yugo, lazo,
al hombre para que renazca. La evolución es superar este anclaje para escapar
al renacer y unirse a la conciencia universal, trasponer, atravesar la muerte y
la rueda de la vida.
La
raíz *yugóm-, similar en algunos significados como en yugo a la raíz *yewg-, es
ascendiente de cuadriga, la cuadriga triunfal y el inglés joque, joke «broma,
algo realizado para provocar la risa; algo que no es real, que no debe ser
tomado en serio». Joke es cognado del latín iǒcus
«dicho, gracejo, chiste; broma, chanza, burla, mofa, pequeño placer o juego», que
es ascendiente del español juego y el italiano gioco «juego» y que a su vez se enlaza con el protoitálico *joko-
de *iok-o- «palabra; expresión; enunciado», todas vinculadas a la raíz *yek-
«hablar» que nos dejó juglar, juguete, jocoso, joya y joyero. Reafirmando la
estrecha relación entre el habla y el juego, y cómo el inconsciente se
manifiesta en la palabra y los juegos de vocablos, estructurándose como un
lenguaje, siendo la comunicación una condición sine qua non del inconsciente.
Joya
del francés joie es «gozo, alegría»,
derivación del latín iǒcus que se
relaciona con el término iŏcŭlātos
«bufón, juglar, truhan» mediante iŏcŭlāris
«gracioso, chistoso, pequeño placer o juego». Estableciendo que un
joyero es una caja de broma, puesto que iŏcŭlātos es
«bufón, juglar, truhan», porque la palabra es una joya de conocimiento y un
juego a desentrañar.
Los Triunfos iluminados de los Visconti-Sforza son los
arcanos más antiguos que nos ha legado el sino. Los Visconti-Sforza fueron los
grandes mecenas del Renacimiento italiano que mantuvieron bajo su mecenazgo
tanto a Miguel Ángel como a Leonardo da Vinci, cuya obra más famosa es la
Gioconda «la jugona, mujer alegre o inspirada». En la Biblia, la inspiración,
la joya del intelecto, la concede Asera o Asherá, la esposa de Dios,
representada como un ʾăšērōt
(un tronco, palo o estaca de madera) venerado en
el Templo de Salomón. Función que en el shaktismo hindú hace la Śakti, la
esposa de Dios.
Asera
en la Biblia:
«Puesta en pie en las
más altas y elevadas cimas, en medio de las carreteras, en las encrucijadas de
los caminos, junto a las puertas de la ciudad, en la misma entrada, da voces,
diciendo: ¡Oh varones!, a vosotros es a quienes estoy continuamente clamando, y
vosotros todos, hijos de los hombres, dirijo mis palabras. Aprended, hombres
incautos, la prudencia, y estadme atentos, vosotros necios. Escuchad, porque yo
voy a hablar de cosas grandes, y van a abrirse mis labios para anunciar la
justicia. Publicará mi boca la verdad que he estado meditando, y mis labios
abominarán la impiedad. Justos son todos mis discursos; no hay en ellos cosa
torcida ni perversa. Son rectos para aquellos que tienen inteligencia, y
fáciles para los que han hallado la ciencia. Recibid mis instrucciones, con
mayor gusto que si recibieseis dinero; anteponed al oro la ciencia: puesto que vale más la sabiduría que todas
las joyas preciosísimas; nada de cuanto puede apetecerse es comparable con
ella. Yo la Sabiduría, habito o presido en los buenos consejos, y me hallo
presente en los sabios y discretos pensamientos. El temor del Señor
aborrece el mal; yo detesto la arrogancia y la soberbia, todo proceder torcido
y toda lengua dolosa. A mí me pertenece el don de consejo y la equidad; mía es la
prudencia, y mía la fortaleza; por mí reinan los reyes; y decretan los
legisladores leyes justas. Por mí los príncipes mandan, y los jueces
administran la justicia. Yo amo a los que aman; y me hallarán los que
madrugaren a buscarme. En mi mano están las riquezas y la gloria, la opulencia
y la justicia. Pues más valen mis frutos que el oro y las piedras preciosas; y
mis producciones que la más acendrada plata. Yo camino por las sendas de la
justicia, por la carretera de la rectitud a fin de enriquecer a los que me aman
y henchir sus tesoros. El señor me tuvo consigo al principio de sus obras,
desde el principio, antes que criase cosa alguna. Desde la eternidad tengo yo
el principado de todas las cosas (soy el principio de todo o soy la reina desde
la eternidad), desde antes de los siglos, primero que fuese hecha la tierra.
Todavía no existían los abismos o mares, y yo estaba ya concebida… con él
estaba yo disponiendo todas las cosas; y eran mis diarios placeres el holgarme
continuamente en su presencia, el holgarme en la creación del universo; siendo
todas mis delicias el estar con los hijos de los hombres. Ahora, pues, ¡oh
hijos!, escuchadme: bienaventurados los que siguen mis caminos. Oíd mis
documentos, y sed sabios, y no queráis desecharlos. Bienaventurado el hombre
que me escucha, y que me vela continuamente a las puertas de mi casa, y está de
observación en los umbrales de ella (para lograr la entrada). Quien me hallaré
hallará la vida, y alcanzará a su propia alma. Todos los que me aborrecen a mí,
aman la muerte.» Proverbios VIII:2-24/30-36 (TA)
EL CAMINO A LA CASA DE DIOS
Si
el inconsciente es el que juega con nosotros, el Juego de la Oca es una
alegoría del Camino de Santiago, siendo San Jacob quien lanza el dado,
otorgándonos suerte o desgracia en su rodar, porque etimológicamente Jacob, que
se traduce por «el que agarra del talón», está vinculado a la raíz יקב (
yeqeb) «cubo de vino; hueco en la roca
que recibe el vino del lagar», el cubilete del dado.
Tarot
significaba dado en francés y Joan Corominas fundamenta en su diccionario
etimológico que la palabra Tarot está vinculada a los bastones, los bastos,
señalando al portugués taroco, taroca «trozo de madera (un ʾăšērōt)»
como herencia del céltico *tarūcon «perno, clavija (clavija de tacón); tobillo».
Y los dados primitivos se hacían de hueso de astrágalo de cabra. El hueso de
astrágalo, que está en el tobillo, nos permite rotar el pie para recorrer la
senda de Dios.
El
bastón del bufón es el marote con el que maneja una cabeza reducida, el yo. Somos
un fractal de lo que es superior a nosotros mismos que se refleja como bufón
para burlarse de lo payasos que somos por no entender su juego.
A
Santiago de Compostela le rodean las Virtudes Cardinales, o virtudes morales de
Platón, del latín cardo «gozne, bisagra, un madero que encaja en la muesca de
otro». Lo «principal», al simbolizar sobre lo que todos los demás giran.
De
ahí Cardenal, porque en torno a los cardenales gira la iglesia y los cuatro
vientos o direcciones cardinales «principales».
Gozne,
bisagra, clavija, perno, además de poseer la función de hacer rotar, como rota
el dado y la rueda de la fortuna, son conectores, los que unen, simbolizando la
alianza.
El
Tarot se vincula a la Torá, a la ley de Dios que Moisés guardaba en el Arca de
la Alianza, mientras que el Tarot se compone de arcanos, cognado de arca.
El
inconsciente se manifiesta mediante arquetipos, palabra que posee el sentido de
lo que te golpea o impulsa. Y la Torá, la ley de Dios, etimológicamente se relaciona:
(1) con la idea de pequeños impulsos que llevan a algo mayor, lo que se
alegoriza como gotas de lluvia o flechas y que hacen falta muchas uvas para
producir vino; (2) la paloma, simbolizando lo que está en todo, porque palomas
hay en todas partes.
El
Tarot se traduce como la Ley de Hathor y el nombre de Hathor significa 1) La
casa de Horus; 2) La casa de Dios. Siendo su jeroglífico un cuadrado en
referencia a los cuatro puntos cardinales, señalando que está en todo y en
todas partes. Porque un cuadrado en tres dimensiones es un cubo, el sólido
platónico que amontonado uno sobre otro alegoriza todo el espacio.
La
piedra cúbica, como alegoría de la estabilidad y el poder, es el trono de
Hathor. La propia Hathor es el trono en sí mismo, la que legitimaba el poder
del faraón, visto como «hijo de Hathor», reencarnación de Horus, sentado en su
regazo o amamantándolo.
Hathor
se desdobla en Isis; literalmente su nombre o jeroglífico significa «el
asiento» y de ahí cátedra, catedral. Porque la casa de Dios es vista como un
templo que fractalmente contiene un trono, otra casa de Dios. Como la casa que
guarda la sangre y la carne de Cristo en los templos católicos.
Isis
se sincretiza con Afrodita, y Afrodita Urania, la celestial, como ya he
comentado, utiliza de vehículo una oca, ganso o cisne.
Hathor,
aparte de ser el trono, es la diosa de la risa, la burla y el juego. Siendo la
vaca manchada, el dado y sus manchas, nosotros.
En
relación con el dado, 22 son los Arcanos Mayores del Tarot, pero únicamente 21 están
numerados; la carta sin número es el bufón, el joker que se burla, el que lanza
el dado, porque 21 manchas posee un dado.
El
juego es el viaje del héroe que el faraón,como reencarnación de Horus, ha de
realizar para volver a la Casa de Dios y ser entronizado.
El
patriarca Jacob sueña sobre una piedra con la casa de Dios, la erige por señal y la unge. Tanto el nombre de Cristo
como Mesías significan «ungido». Los pies de Jesucristo fueron ungidos
por Magdalena, cuyo nombre significa la torre. Una torre son un montón de
piedras apiladas, analogía similar a la de que hacen falta muchas uvas para
producir vino.
Esta
piedra la roba una princesa egipcia llamada Scota a Moisés en Pī Haḥīrōt,
Phihahirot; Fihahirot, en griego ʾEπιρὠϑ, ʾEιρὠϑ, ῎Eπαυλις; y en egipcio pr-ḥtḥr significa ni más ni menos que
«la Casa de Hathor».
Scota
huye con la piedra de Jacob (Jacobeo) a Galicia, donde construyen la torre de
Begoran, desde la que ven Irlanda y se van allí. Convirtiéndose Scota en la
epónima de Scōtĭa «Escocia» y la primera
reina mítica de Irlanda. La piedra de Jacob es la piedra de Scone, la piedra
del destino, joya de la corona real escocesa, sobre la que los reyes escoceses
e ingleses se coronan. Siendo así la piedra de la coronación.
Elena Catalán Muñoz ©
[1]
María García Sánchez. Diccionario Español de Términos Literarios
Internacionales. Madrid: Universidad Internacional de la Rioja (UNIR) / Consejo
superior de Investigaciones Científicas; 2015.
[2]
Edmund Husserl. Filosofía primera. Norma. Bogotá, Colombia.1998. P.157 «La experiencia externa, la experiencia
objetiva en general, es experiencia en la actitud natural, de la que forma
parte la experiencia de sí mismo que tiene corrientemente el ser humano. Es la
experiencia de sí que, en su vida práctica activa en el trato con sus vecinos,
él tiene, referido sin cesar a sí mismo y alternando con la simple experiencia
de las cosas, como actividad vital, natural, libre y espontáneamente».
[3] «El mundo de la actitud natural: yo y mi
mundo circundante. Empezamos nuestras meditaciones como hombres de la vida
natural, representándonos, juzgando, -sintiendo, queriendo «en actitud
natural». Lo que esto quiere decir nos lo ponemos en claro en sencillas
consideraciones, que como mejor las llevamos a cabo es en primera persona.».
Edmund Husserl. Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía
fenomenológica. Fondo de Cultura Económica. México; 1995.
[4]
Giambattista Vico (1668/1744). Filósofo, académico. Autor de la «Scienza nuova
/ Ciencia nueva».
[5] Giambattista Vico ―
https://www.trasversales.net/i2001a.htm Jean-Louis Le Moigne. La asociación de
ideas, fundamento del pensamiento complejo: Revista Trasversales, número 29;
2013

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