EXPOSICIÓN DE PINTORES DEL PALLARS - MI OBRA ES UN ÓLEO SIMBOLISTA TITULADA: "EL JUEGO AL LUGAR DEL ALMA"

 EL JUEGO AL LUGAR DEL ALMA / EL JOC AL LLOC DE L’ÀNIMA

EXPOSICIÓN DE PINTORES DEL PALLARS EN LA SINGRATALLA (TREMP)

"A MOLTES MANS" del 7 al 30 de JUNIO



LA VISIÓN ONÍRICA

Gustavo "Otzzi Tattoo" me propuso una visión onírica para nuestro proyecto: un lugar en la vastedad del universo donde una morada se yergue sobre un asteroide y a la que se accede mediante un puente. Una clara alegoría de la casa del alma. Ya que el arte, como un trickster divino, usa lo absurdo y lo simbólico para acercarnos a Dios, esa es su misión. Resultando, la obra conjugada, un juego de parchís, donde dar los pasos correctos, a partir de la casa 58, conducen a la Casa de Dios, la Casa de Hathor.

Visión de Gustavo
 "Otzzi Tattoo" 
Passeig del Vall, 14, 25620 Tremp, Lleida


 

Mi propuesta: el jeroglífico de Hathor sumado al parchís y con unas runas en forma de pata de oca en alusión al juego de la Oca y el Camino de Santiago, porque el Santo San Jacob es el que lanza el dado, cual diosa de la fortuna. 

Óleo resultante de la propuesta titulado: EL JUEGO AL LUGAR DEL ALMA


EL ALMA Y EL AVERNO

Los egipcios representaban al alma como un ave, por ello la palabra averno es muy evocadora al significar etimológicamente "el lugar sin aves", el lugar de la segunda muerte, la muerte de los muertos, la muerte del alma. Por otra parte, el lugar o casa del alma, la morada divina, lo es todo, porque tanto lo tangible como lo intangible, es parte de la casa de Dios, cuyo inconsciente es fuente de todo conocimiento. Unirse a este conocimiento, sentir su epifanía, ser tocado por su gracia, es el sentido del juego de la vida. Así, nuestro cuerpo, cual ficha del tablero, no es más que un vehículo para transitar la existencia que nos presta Hathor como casera. Siendo el hostelero del juego de la Oca, otro de los avatares bajo los que se esconde Dios, lo mismo que el Joker del tablero, el que lanza el dado concediéndonos suerte o fortuna en su rodar.

 

HATHOR Y EL TRONO FRACTAL

Si se analiza el nombre de Hathor, su jeroglífico es un cuadrado que representa un templo en cuyo interior alberga de modo fractal otro cuadrado que simboliza un trono. Dado que Hathor, la madre de Horus, era la madre simbólica de los faraones, la que les concedía la entronización. La misión de Horus, como la de todo nacido, era reconectar, religar (de ahí religión) o unirse (yoga) con el inconsciente universal, la fuente de todo conocimiento superior. Y como Dios es la casa y nuestra alma un ave, piénsese en el potente arquetipo que suponen los relojes de cuco al recordarnos al salir y volver a entrar en su casa, que no debemos despistarnos, que debemos hacer algo con el tiempo que nos resta para lograr volver a la Casa de Hathor. Un escape room a la inversa.

 

HATHOR, LA JUGONA

No ha de sorprendernos, pues, que Hathor sea la Diosa del juego, la risa y la burla, la jugona que juega con nosotros, y como tal el propio dado de juego que nos otorga la suerte o la desgracia en su rodar. Que no ruede, trae la muerte; de ahí que la mayor de las parcas, la que corta la hebra de la vida, se llame Átropos «la que no gira». Como Hathor es el inconsciente universal que está en todo y todos, los lados de su cuadrado simbolizan los cuatro puntos cardinales, o las cuatro vías para acercarse a Dios. Horus, como Dios, mora en Hathor, porque ella lo contiene todo, incluso a Dios, similarmente al Arca de la Alianza, conteniendo el poder de Dios o en las paradojas marianas: María contiene dentro de sí al que no tiene medida, al inmenso, al infinito.

 

EL CUBO Y EL DADO

En tres dimensiones, el cuadrado se transforma en un cubo, el sólido platónico que, amontonado sobre sí mismo, ocupa todo el espacio. Y un dado de juego es un cubo. Coincidentemente, el Tarot es llamado «la ley de Hathor» y la palabra Tarot en francés se empleaba para nombrar al dado de juego. A su vez, dados y cubos, son un simbolismo ampliamente representado en multitud de cultos y religiones. Así el nombre de Cibeles significa «cubo», Sárasvatī es cognado del dado primitivo del ajedrez, Káli es «el número perdedor del dado, el uno» de ahí que Kāliyuga sea «la era del dado perdedor»; o Jacob el que agarra del talón etimológicamente también signifique el «cubilete del dado; el que pone cara de póker». Porque el talón contiene el hueso de astrágalo, el que rota el pie, el que nos hace andar la senda de Dios, y de astrágalos de cabra se hicieron los primeros dados.

 

HATHOR COMO EL LOCO

Debido a que el inconsciente universal se replica fractalmente a través de madre, Hathor, para ejemplificarlo, es un cubo que guarda dentro de sí otro cubo y portaba un espejo o un sistro con una cabeza reducida de sí misma en la empuñadura, que simboliza el reflejo fractal de lo femenino en la naturaleza. Como lo que más han llamado a la mujer a lo largo de la historia es "Loca", Hathor, la diosa del espejo, del juego, del humor y la risa, asumió representarse como un bufón para reflejarnos, para hacer de espejo de los tontos. Así ella se deja ver bajo el arquetipo del Joker de la baraja de juego y el Loco o Tarado del Tarot. Veintidós cartas componen los Arcanos mayores del Tarot, pero únicamente veintiuna de las cartas poseen numeración, porque la carta del Loco "Hathor" no tiene número, ya que Dios como inconsciente universal, a diferencia de nosotros, no posee medida, siendo lo divino inmenso con relación a nosotros seres mensos, recortados y con medida. Tarot también significa un patrón punteado en la espalda; análogamente a ello, Hathor es la vaca manchada, la punteada, cuyas manchas somos nosotros, los veintiún puntos del dado que es Hathor.

 

EL SINCRETISMO DE HATHOR

Hathor, cuyo jeroglífico es un templo con un trono, se sincretizó en Isis, "la del trono", el trono de Dios, la cátedra, de donde surge el concepto de catedral, que es el cuerpo de la diosa. Isis a su vez se sincretizó con Afrodita, que es Venus, el Alfa y el Omega, la estrella que preside tanto el firmamento antes del amanecer, como el atardecer, siendo la madre del resto de astros. Jesús fue crucificado sobre un templo de Afrodita y se jugaron sus pertenencias a los dados ante él. Posteriormente, sobre el Santo Sepulcro construido sobre el templo de Afrodita, se construyó otro templo romano a Venus. Y la forma más usual de desplegar un dado es en forma de cruz. El dado desplegado en forma de cruz aparece en la trasera de las cartas del mazo de Tarot de Aleister Crowley conocido como: «el espejo del alma». A su vez, la Virgen María tomó su iconografía de Isis sentada en su trono cúbico amamantando a Horus. Isis era representada como una estrella de cinco puntas, de ahí la alusión a las 21 estrellas del cuadro en relación con las veintiuna manchas del dado.

 

EL JUEGO Y LA NEUROSIS DIVINA

Por lo expuesto, la famosa frase de Einstein: «Dios no juega a los dados con el universo» es un señalamiento arquetípico que a todos nos traspasa por ser una premisa falsa. Dado que, reitero: Ēl es el dado sin mácula, y nosotros sus manchas. En consecuencia, todos los juegos son alegorías neuróticas, Simia Dei (Dios Mono), porque cuando jugamos lo que hacemos es tratar de emular a Dios, aun cuando, como sentenció Jorge Luis Borges: «Dios mueve al jugador, y éste, la pieza». Y nosotros somos payasos por no entender su juego, sobre cuyo tablero, el dado desplegado, jugamos. Ya que si doblamos por cada una de las seis caras del dado, obtenemos que el 1 da 2, el 2 da 4, el 4 da 8, el 8 da 16, el 16 da 32 y el 32 da 64. El número de casillas del ajedrez, el juego de la Oca, los 64 hexagramas del I Ching y las 64 posturas del Kama Sutra.

 

EL 64 Y LA PEREGRINACIÓN

El 64 para los maestros constructores alegoriza el despliegue de la piedra cúbica, el dado de juego, uno mismo. Y el número 64 pertenece a la progresión geométrica de razón r=2, la sucesión: (1, 2, 4, 8, 16, 32, 64…) que vemos como norma en el ciclo reproductivo generacional humano. Sucesión reflejada en la leyenda del ajedrez y los granos de arroz, cuando un sultán maravillado ante la invención del juego promete a su inventor concederle lo que pida por él. Y el inventor pide ser pagado con granos de arroz colocados en las casillas siguiendo la sucesión mencionada, lo que suma la cantidad de 18,446,744,073,709,551,615 granos de arroz, un crecimiento exponencial impagable. Y justamente es la misma cantidad de personas que debieron de unirse desde hace 64 generaciones para nacer nosotros. Por ello Carlomagno, que poseyó un famoso ajedrez, se supone el ancestro común a todos los europeos cristianos, dado que en su época únicamente vivían en Europa entre 30 y 40 millones de habitantes, y, por tanto, se estipula que somos descendientes de todos los que en aquella época se reprodujeron.

 

LA OCA, EL CAMINO DE SANTIAGO (San Jacob) Y EL TAROT

La runa () aparece en el cuadro en referencia a la Cruz de Oc, la pata de la Oca, símbolo de los peregrinos y los cátaros. La Oca es el vehículo de Afrodita y Sárasvatī. Y de la pata de Oca derivó la concha del peregrino, porque la de la concha, la perla del conocimiento, es Venus, cuyo nombre es cognado de vieira. Venus, además, es el faro de los peregrinos al marcar el oeste geográfico al atardecer y el este al amanecer. Y el primer camino francés a Santiago de Compostela fue la ruta de Saint-Gilles du Gard, que atravesaba los Pirineos hasta San Pedro de Jaca, donde hay un crismón con la palabra Tarot en armenio. Coincidentemente, a ello se suma que el Tarot es considerado un conocimiento filosófico desarrollado en forma de clave por los cátaros ligado a la herencia de María Magdalena, cuya barca desde Tierra Santa atracó en la costa marsellesa, justo frente a un templo a Isis donde posteriormente se construyó la iglesia de Saintes-Maries-de-la-Mer dedicada a las tres Marías: María Magdalena, María Salomé y María de Cleofás.

 

EL AJEDREZ DE ARMENGOL

El testamento del conde Armengol I de Urgel, datado en el año 1007/1008, constituye el documento más antiguo sobre la existencia de un ajedrez en la Europa cristiana. En él, el Conde de Urgel legó sus trebejos de cristal de roca y su tablero de juego a la iglesia abacial de Saint-Gilles du Gard del Languedoc oriental, donde se halla la tumba del ermitaño benedictino San Gil o Egidio. Y que constituía en la Europa de aquella época el tercer lugar de peregrinación, por ser desde donde, tras rezar en la abadía, partían los templarios a combatir a Tierra Santa.

 

CONCLUSIÓN: EL LENGUAJE DE DIOS

Hablo de todo ello y más en mi nuevo libro: "El Juego del Tarado. Descifrando el Lenguaje de Dios.

¿Por qué Dios es un dado, un fulcro? Os lo explico resumidamente en el siguiente video:



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