PITÁGORAS Y LA MÚSICA HELADA - DOCUMENTAL DE MITOLOGÍA COMPARADA




Demiurgos de la palabra - Capitulo 2

Pitágoras y la música helada


 “Escuchad en vosotros mismos, y mirad en el infinito del espacio y del Tiempo. Allí se oye el canto de los astros, la voz de los Números, la armonía de las esferas. Cada sol es un pensamiento de dios, y cada planeta un modo de este pensamiento. Para conocer el pensamiento divino. ¡Oh, almas!, es para lo que bajáis y subís penosamente el camino de los siete planetas y de sus siete cielos.
¿Qué hacen los astros? ¿Qué dicen los números? ¿Qué ruedan las Esferas? ¡Oh, almas perdidas o salvadas!: ellos dicen, ellos cantan. ¡Ellas ruedan, vuestros destinos!”
Fragmento (de Hermes)

La palabra, el sonido, es símbolo de vida.

Para los egipcios, lo que no tenía nombre y, por tanto, no podía ser nombrado, no existía.
Para ellos la palabra, el sonido, ara símbolo de vida. De ahí la creación por medio de la palabra en su cosmogonía.

Mediante la palabra se podía invocar a los muertos o traer la desgracia sobre los vivos.
En el Duat, el mundo de los muertos, el difunto, para lograr la resurrección, debía proveerse de fórmulas mágicas, que les ayudaran a llegar al juicio de su alma ante Osiris.

Los egipcios daban suma importancia a tres artes para ellos interrelacionadas: la astrología, la música y las matemáticas.
Matemáticas deriva del griego Mathema "conocimiento".

Los pitagóricos consideraban el conocimiento, la comprensión de las cuatro ciencias exactas: aritmética, geometría, música y astronomía. Los caldeos también relacionaban entre sí estas ciencias siendo mesopotámico el origen de nuestra escala musical.

Para Pitágoras, el mundo eran números, todo estaba ligado en una armonía numérica cósmica, de igual modo, los egipcios creían que la geometría es música helada, porque, el sonido, con sus ondas forma dibujos y, así, establece los patrones de las estructuras de la creación.
Como dirían los taoístas el Tao que fluye mediante el Te.

Thot, el arquitecto divino, ordenó la creación.
La medida, el orden, es muy importante, tanto en la música como en las matemáticas, así, Pitágoras, introdujo el uso de la coma como medida de tiempo, uniendo música y aritmética.
Su importancia es demostrada, hoy, por el uso de los términos medida armónica y progresión armónica.

El legendario Pitágoras, alumno del igualmente legendario, Hermes Trismegisto, nació en la isla de Samos en el siglo IV a.d.

Pitágoras a la par de Jesús y Dionisos, huyó de un rey, en su caso, del tirano rey Polícrates, vivió en Egipto, donde, conoció las doctrinas esotéricas, la geometría y la astronomía. Pitágoras basó su vida en la purificación, con vistas a reencarnación en la otra vida.

Empédocles, habla de sí mismo, como segundo Pitágoras, como si fuera su reencarnación.
Los pitagóricos creían en la metempsicosis, es decir; la trasmigración de las almas, la rueda de la reencarnación, como en el samsara del hinduismo, budismo y jainismo.

En Crotona se consideraba a Pitágoras un Apolo Hiperbólico.

Como en los misterios apolíneos, los pitagóricos practicaban el silencio, la música y las matemáticas, estudios, que consideraban indispensables para formar el alma.
Tras la muerte de Pitagoras la escuela pitagórica, quedó dividida en dos; los “acusmáticos o pitagóricos” los místicos y los “matemáticos” los científicos.

Estudiaban el orden que manifestaba el universo y la importancia que los números tenían en él, así, como, la música, puesto que, los intervalos musicales de las notas de una lira dependen de un número, es decir; de su longitud, en base a este fundamento, llegaron a la conclusión, de que la armonía del universo depende de un número, así, todo lo que hay en la naturaleza, fue modelado por un número, siendo, el cielo, una escala musical y por tanto numérica.

Los pitagóricos veían a dios como una esfera que se manifestaba en su movimiento circular, el fuego de los astros, la música de la esferas. Ellos creían en la armonía y, como, la armonía y la proporción, equivalían a una buena salud, así, que estaban vinculados a la curación, teniendo incluso una escuela de médica.

Todo era numérico, siendo el uno, el punto; el dos, la línea; el tres, la superficie, y, el cuatro, el volumen.

La cuerda, es importante en la adoración a dios, porque, es el hilo con la que esta tejida la creación, el sonido divino, es por ello representado en el arpa de Orfeo o la lira de Apolo.

La música es una medida matemática que tiene un orden, como, toda estructura en el universo. Las moléculas están unidas por ondas y, estas ondas, se alteran mediante las ondas sonoras, por ello, los egipcios consideraban la voz el medio más poderoso para llegar a dios, en tanto, para crear, para construir, hay que ordenar, pues, la música, el sonido, es la herramienta del arquitecto universal.
Así en el mito de la torre de Babel, cuando la palabra se confundió ya no se pudo construir.
Creación y sonido, es pues un binomio que encontramos en todos los cultos.
La teoría india consta de 8º notas, su división, se hacía, en dos tetracodos disjuntos (angas, ramas) o intervalos de 4 notas, la misma proporción matemática, de esta división, la encontramos en la arquitectura de los templos hindúes.

El número, sección, prorción o razón áurea, es el número de la armonía representado por la letra griega Ф (Phi) "Fi" su valor es = 1,61803… Su nombre, se debe, a la inicial del escultor griego Fideas, que lo aplicó a sus obras, Leonardo da Vinci, lo llamó, el “número de oro”.
El número áureo, se considera, que lo obtuvieron los griegos al hallar la relación entre la diagonal de un pentágono y el lado.

La espiral de Fibonacci, es un claro ejemplo de cómo la naturaleza crea en esta proporción, la piña del pino, muestra este patrón, así, la glándula pineal “El tercer ojo”, que se asemeja a una piña, comparte la misma raíz semántica que pino, dado que, al tener la glándula pineal despierta, uno puede percibir los patrones de la creación.

La piña por ello es representada en el báculo del Papa y el trono de la virgen, Isis.

La piña en oriente toma la forma del loto o corona de mil pétalos.

De la capacidad de percibir patrones, energías, canales o sistemas de la naturaleza, nos habla Nicola Tesla en sus diarios, así pues, en la antigüedad, estos sentidos estarían más desarrollados.
Desde que los egipcios aplicaron la proporción áurea en la pirámide de Keops, se ha seguido utilizando en la arquitectura de todo el mundo, en el Panteón, la Alhambra, el Escorial, también en el arte, Dalí, Botticelli, además de los mencionados, Fideas y Da Vincie, entre otros. Porque, esta proporción, está en todo, desde las espirales de las conchas de las caracolas a las galaxias, incluso en nosotros mismos, que, cuanto más geométricos somos y, más nos acercamos al número áureo, más perfectos somos.

Hoy día, el número áureo es tan indispensable, que se aplica en el documento de identidad, los códigos de barras y las tarjetas de crédito.

La sucesión de Fibonacci 1,1,2,3,5,8,13,21,34,55,89… es, como se aprecia en la anterior sucesión, que cada número de la serie, es el resultado obtenido sumando los dos números que lo preceden, así, de la suma 3+5 surge 8 y de la suma 34+55 surge 89.

Lo curioso, es que, las razones o cocientes, entre dos números de esta sucesión, se aproximan cada más vez más al número áureo.

Tras el diluvio, los hombres asustados, decidieron hacer una torre tal alta que llegase hasta el Cielo. Dios, por esta osadía, les condenó a no entenderse, dándole a cada uno una lengua distinta, de modo que no pudieron terminarla.

“No tenía entonces la tierra más que un solo lenguaje y unos mismos vocablos… …Y dijeron: Vamos a edificar una ciudad y una torre, cuya cumbre llegue hasta el cielo, y hagamos célebre nuestro nombre antes de esparcirnos por toda la faz de la tierra.
Y descendió el Señor a ver la ciudad y la torre, que edificaban los hijos de Adán, Y dijo:
He aquí, el pueblo es uno solo, y todos tienen un mismo lenguaje; y han empezado esta fábrica ni desistirán de sus ideas, hasta llevarlas al cabo.
Ea, pues, descendamos, y confundamos allí mismo su lengua, de manera que el uno no entienda el habla del otro.
Y de esta suerte los esparció el Señor desde aquel lugar por todas las tierras, y cesaron de edificar la ciudad. De donde se le dio a ésta el nombre de Babel o Confusión, porque allí fue confundido el lenguaje de toda la tierra: y desde allí los esparció el Señor por todas las regiones.”
(Gen-XI-1-9)

Dejaron de conocer la geometría sagrada del sonido y la torre fue destruida.
Hemos perdido el poder de ver los patrones los canales energéticos de las cosas, como pensamos porque hablamos, tratamos de racionalizarlo todo, eso nos ha desconectado.

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