DE LA OCULTACIÓN DE LA DIOSA A LA OCULTACIÓN DE LA MUJER
UNA TRAICIÓN QUE SE REPITE
De la ocultación de la Diosa,
a la ocultación de la mujer
(Capítulo XIV, de mi libro "El Espejo de Venus" sobre
como la Diosa preindoeuropea fue reflejada en dios y se invirtieron sus símbolos)
<<Divide et impera>>[1]
<<Con la observación de los
sucesos pasados y de tantas transformaciones que se producen ahora, también el
futuro es posible prever. Porque enteramente igual será su aspecto y no será
posible salir del ritmo de los acontecimientos actuales. En consecuencia, haber
investigado la vida humana durante cuarenta años que durante diez mil da lo
mismo. Pues ¿qué más verás?>>[2]
<<Cuando
un loco parece completamente sensato,
es ya el momento de ponerle la camisa de fuerza.>> [3]
<<No olvidéis jamás que bastará una
crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres
vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, debéis
permanecer vigilantes toda vuestra vida.>>[4]
El
modo de sentir la religión está cambiando, la Diosa desea mostrarse, pero, has
de saber que toda trasformación destacable no se da sin sufrir resistencias,
mutaciones o traspasos. Puedes ver, por tanto, como la envidia de útero de la
religión cristiana se da en la lucha por la igualdad de géneros. En estos
momentos, se gesta una nueva creencia donde sobre la base un nuevo dogma, se
está negando nuestra realidad sexual biológica, difuminándonos a las mujeres.
Los fanáticos de la nueva fe, la llamada Teoría Queer, niegan que únicamente
las mujeres tengamos útero o que sólo las mujeres parimos. Y si no lo veo así,
la inqueersición me persigue, me
acosa, llamándome TERF <<feminista radical trans-excluyente>>, feminazi, transfobica. Basándose en tal ‘diablo’
justifican asediar, insultar y amenazar. Violencia machista de toda la vida y
una campaña mundial de lo que se denomina la técnica Gaslighting <<Luz de Gas>>, que consiste en hacer creer
a una persona, mediante manipulación mental, que no sabe distinguir la
realidad. Al final es como el cuento del “Traje del emperador”, nadie se atreve
a decir que el emperador va desnudo, ante la premisa de que solamente los
tontos no ven el traje.
El sexo es una realidad tangible, no se elige en base a un sentimiento; sin
embargo, el nuevo dogma niega esta obviedad biológica predicando que el sexo no
se asigna al nacer, depende de cómo te sientas, incluso puedes ser lo uno o lo
otro. Ante este nuevo traje, el niño sensato y consciente dirá que es un niño
porque tiene pene y que la niña, es niña, porque tiene vagina. Sin embargo, el
mensaje de que el sexo es algo fluctuante está evangelizando las aulas,
creándose decretos y leyes, para acercar el dogma de la transexualidad a las
escuelas en los países donde aún no han conseguido entrar. Un contrasentido,
intentamos sacar la religión de las aulas pidiendo escuelas laicas, y está
vuelve mutada en adoctrinamiento sobre Ideología de Género e ideario LGBTI. Y estos
decretos pro inclusividad, no actúan con la objetividad y legalidad esperada
conforme a la Ley y al Derecho Constitucional, que recoge la igualdad, no la
diversidad.
El trasfondo es que en lugar de ir a la raíz, fomentando la igualdad, frenando
la violencia, el acoso, educando en valores y compresión hacía que cada uno
sea, siendo como somos todos diversos, se efectúa lo contrario, se blinda una
diversidad concreta, remarcando la diferencia. Llevar el asunto a las aulas se
llama generar cuota de mercado y rentabilizar el dolor ajeno, generando una
problemática que la mayoría de los niños no tienen, pero, que venden como que
sí, para anunciar una solución mágica al problema, la cual, lleva a sinsentidos
como administrar medicamentos a niños y niñas sanos para alterar su desarrollo.
Bloquear la pubertad con hormonas cruzadas no es inocuo, provoca esterilidad,
disfunciones sexuales y dolor. Se trata, pues, de un lucrativo negocio en auge,
enfocado a adolescentes vulnerables que se sienten reflejados y atraídos por un
ideal visto en series, películas, youtubers, y que en ellos tiene el mismo efecto
que en generaciones atrás tuvo el ideal del amor romántico. El efecto llamada
hace el resto, solamente hay que observar como en pocos años, el número de
clínicas dedicadas al negocio del cambio de sexo se han multiplicado
exponencialmente.
En favor del inclusivismo de esta pseudorreligión amparada por la política, se
está implantando un nuevo marco lingüístico a fin de no ofender a intersexuales
y transgénero en la ‘Sociedad de cristal’, pervirtiendo el lenguaje. Así los
‘Servicios de maternidad’ pasan a ser ‘Servicios perinatales’, ‘madre’ se
sustituye por ‘madre biológica’ o ‘persona gestante’, ‘leche materna’ se
sustituye por ‘leche humana’, ‘mujeres’ por ‘personas menstruantes’. Todo
debido, a que los hombres que se convierten en mujeres trans, quieren ser
tomados por mujeres reales biológicas, lo mismo quieren, a la inversa, las
mujeres que deciden ser hombres trans, afirmando que los hombres también paren
y abortan.
Lo descrito está ocurriendo en base de la
consabida sombra, es decir, prohibir al otro aquello que quiero y no tengo, en
tanto el observar me recuerda mi carencia, mi fijación hiriente. Así, decir que
eres mujer, con todo lo que eso implica, y toda la carga psíquica que supone
nacer con genitales y hormonas estándar propias del sexo femenino, se vuelve
tabú, para no ofender otras realidades que quieren ser. Decir, por tanto, que
el sexo no es género, se torna blasfemo. El delito de blasfemia fue abolido en
1985 en España, pero queda la atmosfera asfixiante del ser políticamente correcto,
la obligación de ser tolerante, el miedo a ser señalados como personas
transfóbicas. Esto es un modo sutil de cercenar la libertad de expresión,
proteger la falacia naturalista que
sostiene que las propiedades morales son propiedades naturales, algo más acorde
con lo religioso que con la realidad. Una cosa es el ser y otra el deber ser,
como afirma la Guillotina de Hume.
¿Pero,
qué consecuencias nos trae esta adulteración del lenguaje?
Como madre que he dado leche materna prolongada
a mis hijos durante cinco años, sin esconderme, me preocupa que si para no
ofender se cambie el nombre a leche humana, ¿cuánto tardaran en ocultar a las
personas menstruantes, que dan
lactancia a sus hijos por la calle para no ofender al nuevo credo?
¿Y a quién más beneficia el nuevo credo? Respuesta, a la
industria de la reproducción humana. Me encantan los animales y estoy en contra
de la venta de cachorros, pero es indignante ver como en las redes sociales se
visibiliza la explotación reproductiva animal bajo el lema <<No compres adopta>>, mientras se normaliza la
explotación reproductiva de la mujer. ¿Doble moral?
Según la ley, madre es la que pare. Que una ley diga que las madres hemos de
ser nombradas como “madres biológicas”, en lugar de la fórmula “madre”, en la
cual ya está implícito el hecho biológico en contraposición a “madre adoptiva”.
Es un modo perverso y sutil que promueve el desarraigo filial de su origen. Por
ello no solamente el lobby farmacéutico se frota las manos, también el que
comercia con la venta de hijos blanqueando la trata de seres humanos, con
eslóganes aparentemente inocuos como: <<vientres
de alquiler>>, o conceptos extraños como <<maternidad subrogada>>, restándole así importancia a
la función fundamental que ocupa la madre en el proceso, invisibilizando que
ella es la que gesta, la que genera y pare la vida, la madre real.
La palabra es ley, o dicho de otro modo; las leyes se redactan con palabras. Si
borras el sujeto jurídico “madre” modificas la ley, tal es el poder que entraña
la palabra. Las palabras son sagradas, puedes tener pensamientos complejos
porque las palabras te dan la capacidad de plantear conceptos abstractos. ¡No
menospreciemos la palabra!
Del mismo modo, borrando la palabra “mujer” se socava la protección a las
mujeres, en tanto, se diluye la violencia sufrida por el hecho de ser mujeres.
Por ejemplo, la mujer es el sujeto protegido en la ley contra la violencia de
género, si desdibujas el género, también alteras esta ley.
Aquí, nos tropezamos con la paradoja de la tolerancia, formulada por el
filósofo Karl Popper:
<<La tolerancia
ilimitada debe conducir a la desaparición de la tolerancia… Tenemos, por tanto,
que reclamar, en nombre de la tolerancia, el derecho a no tolerar la
intolerancia>>[5]
Para Popper, la intolerancia peligrosa es la de los
fanáticos, que en su neurosis de control, impiden que los demás sean
escuchados. Pues la tolerancia extremista desemboca en la autodestrucción de un
sistema.
O como lo expresa Marie-France Hirigoyen:
<<Todos
hemos sido testigos de ataques perversos en uno u otro nivel, ya sea en la
pareja, en la familia, en la empresa, o en la vida política y social. Sin
embargo, parece como si nuestra sociedad no percibiera esa forma de violencia
indirecta. Con el pretexto de la tolerancia, nos volvemos indulgentes>> [6]
J.K. Rowling, sufrió linchamiento mediático en redes por
manifestar lo obvio: <<Si el
concepto de sexo no es real, la realidad vivida por las mujeres a nivel mundial
se borra>>, y por ello se quemaron sus libros amparándose en la
transfobia.
El dogma Queer, es una enfermedad psicógena masiva, de ahí la
sinrazón de sus postulados, y que manifiesten resistencia o no presenten
mejoras en el diván.
Negar el sexo, por tanto, no es tolerable, pues no podrán medirse la
desigualdad que sufren las mujeres. Difuminar a la mujer como sujeto legal, es
velar su existencia, desdibujar los límites, como ves, trae consecuencias
legales, haciendo que los problemas existentes se trastoquen. En base a querer
ser, basándose en un sentimiento, no se pueden legislar leyes. Uno no deja de
sufrir violencia por ser registrado bajo la palabra que sienta que le defina en
el registro civil, el abuso estará ahí igualmente, porque es de la violencia,
del trato injusto, de lo que nos tiene que proteger la ley.
Hay tres opresiones básicas, la de clase, la de raza y la de sexo. Eliminar la
de sexo, no elimina la opresión, únicamente desvirtúa al sujeto que la sufre.
Que las mujeres nacemos mujeres y los hombres nacen hombres, es una realidad
biológica, material, sufrir por no quererte identificar con el sexo que
naciste, querer lo ajeno, es opcional. Parte del cometido de ser adulto, es
superar la frustración ante la realidad que choca con nuestro idealismo.
En la era infantilizada del lo veo, lo quiero, donde se
premia el puer aeternus, es darle
poder al deseo sobre eso que no tengo, justificando los sentimientos que la
carencia me provoca.
En mi infancia me ofendía ser humana, como me sentía y me
veían diferente, tenía problemas de acoso y maltrato en el colegio. Escapaba de
la realidad fantaseando con vivir sola, rodeada de animales. ¿Qué niño con
problemas no sueña con ser Harry Potter, ser salvado, descubrir que de repente
eres el mago más grande de la historia? De ahí, la multitud de películas, en
las que un don nadie, un día se despierta y es rey, pero, al final de la
película renuncia y vuelve a su vida, al descubrir que ser otra persona no le
hace feliz, que sólo era una huida de sí.
De preadolescente, tuve una fuerte necesidad de lo mágico o
contactar con lo mágico, invocaba todo lo invocable, lo que fuese, por el
sentimiento natural de no encajar o de no ser o no estar en el lugar
correspondiente. Mi madre se ofendía cuando le preguntaba si no sería fruto de
una abducción extraterrestre. Lo dicho, forma parte del camino de la vida aceptarse,
superar la frustración de lo que no se es, ni se será.
Desarrollé Trastorno Dismórfico Corporal, detestaba mi cuerpo, demasiado
femenino, sufría acoso sexual. Deseaba ser como las modelos de las revistas,
etérea, lánguida, sin pechos, muy delgada, alta, esbelta, etc. Y, sin embargo,
me obsesionaba la comida, no paraba de comer, así que vomitaba para no engordar
varias veces al día, una dinámica cotidiana durante muchos años en mi vida.
Claro que hubiera preferido ser un hombre y, que los hombres, me escucharan por
mis ideas y no por mis atributos físicos.
Sí nos dedicamos a crear categorías y subcategorías para encontrar aquella que
sintamos que nos define, en lugar de aceptar que todos somos singulares, ¿dónde
terminará todo? Si por ley, basamos la realidad en la identidad subjetiva que
uno sienta ser, si mi deseo es no sentirme humana, ¿puedo alegar que el ser
humano es un constructo social y que mi biología no me define? Siendo mi deseo
volar como Isis transformada en pájaro, para gemir batiendo mis alas junto al
viento al amanecer. ¡Ojo con esto! Cuando se diluyen los bordes es psicosis,
geometría amorfa, la manifestación del síntoma neurótico no sanado por el
inconsciente colectivo.
La Disforia de Género, ahora Incongruencia de Género y que
era Dismorfia Corporal[7], está catalogada en el
manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V por sus
siglas en inglés), editado por la American Psychiatric Association. En él, se
explican emociones y sentimientos asociados a los distintos trastornos
mentales.
Siendo adolescente, me leí el DSM-3, y me sentí identificada con más del 50% de
los trastornos mentales descritos. La corteza prefrontal o córtex prefrontal,
es parte clave en la coordinación de pensamientos y acciones de acuerdo a
sentimientos y metas internas. El cerebro no tiene un proceso de maduración
estándar, un niño a determinada edad puede ser muy sensato o tener más
capacidad de control, y otro no. Está parte del cerebro, no termina de formarse
hasta los veinticinco años. La adolescencia, fase crucial en la que el cerebro
podría decirse que se reorganiza, es una edad muy frágil, en la que una parte
del cerebro, el reptiliano, crece en relación al resto del cerebro tomando
predominancia.
Ten en cuenta que en esta etapa del desarrollo, aumenta la dopamina,
neurotransmisor que provoca una necesidad constante de estímulos nuevos y
adicción por la gratificación positiva inmediata, y desinterés por los riesgos
o las desventajas, que las decisiones tomadas puedan tener en la vida a largo
plazo. El adolescente cree que será adolescente eternamente, aún no ve el
tiempo, esto los hace impulsivos, más susceptibles a las adicciones que les
generen chutes de dopamina, pues, en muchos aspectos el cerebro es un adicto.
Precisamente, para cumplir el deseo imperante, se da en los
adolescentes la justificación hiperracional; únicamente les interesa lo que les
interesa, no la totalidad, viendo selectivamente sólo las ventajas y
beneficios. Lógicamente, esto lo saben las farmacéuticas, como saben también
que en los adolescentes predomina la opinión del grupo. Esto es, que muchos se
adhieren al pensamiento grupal por inercia, el cual retroalimentan
reafirmándose los unos en los otros. Así que cuidado con pensar que inocular
pensamientos a determinadas edades es algo normal, no lo es, prueba de lo
peligroso que resulta, es el alarmante incremento de adolescentes que acuden a
clínicas de identidad de género, por lo que se les cuenta en la escuela. Allí,
niños que se sienten incomprendidos, vulnerables, que sienten desasosiego
interno, reciben el mensaje sectivero,
de que la causa de sus males, es que se equivocaron de cuerpo al nacer, que hay
otros iguales a ellos que les comprenden, que les van a escuchar y aceptar, que
serán bienvenidos. Lo que se debería de hacer en la escuela es luchar con los
conceptos; rarito, friki, fomentar el respeto hacia el otro y trabajar la
inteligencia emocional. En cambio, vemos una estrategia de venta enfocada a una
cura milagrosa, que busca seducir y provoca, abiertamente, un efecto llamada (tan
temido con el suicidio). Literalmente, llevan a colegios a estudiantes LGBTI
para que expliquen su mundología, una evangelización peligrosa, pues la
experiencia que lleva implícita, es medicar con hormonas sexuales cruzadas a
los jóvenes que se adhieran, para bloquear su pubertad y la idealización de las
modificaciones quirúrgicas. ¿Te suena? El ritual de paso, la mutilación ritual
y la castración, para pertenecer al grupo. El hecho patológico de
que ninguna cultura acepta al cuerpo en su estado natural. ¿Por qué ese odio?, ¿por qué nos mutilamos?, ¿qué no
hemos sanado?, ¿cuál es la herida primigenia?
Muchos medios, están denunciando experimentos masivos transgénero. Un número
significante de profesionales de la psicología, han renunciado a sus puestos de
trabajo en clínicas trans, alegando motivos éticos y sufrir presiones para
facilitar el inicio de los tratamientos. También hay víctimas denunciando el
juego sucio. Todo en su conjunto, es una distopía. Los niños pueden solicitar
el tratamiento sin el consentimiento de los padres y, si los padres se oponen,
pueden ser denunciados.
Lector,
sí has llegado hasta aquí, apreciarás mi interés por las palabras; las palabras
llevan implícitas, conceptos a veces muy difíciles de traducir entre idiomas,
lo vemos claramente al tratar de traducir vocablos sánscritos o de lenguas como
el alemán, por eso hay algo perverso implícito en el recorte a las palabras por
parte del gobierno y en el uso de acrónimos. El lenguaje se hederá, podría
considerarse que es genético, no es fruto del hoy. El sonido de la M, en
multitud de lenguajes, está ligado a lo materno y la muerte, como la T, lo está
al patrón de la vida y la destrucción. Los egipcios, consideraban, que lo que
no tiene nombre y no puede ser nombrado no existe. En el nombrar hay una
significancia, por ello se ruega, se reza, se ora. Condenar al ostracismo a la
palabra ‘mujer’, es imponer el tabú de ser mujer, si las mujeres que
reivindicamos aparecer en los libros de historia se nos borra como sujeto, se
nos borra de la historia, dejamos de existir, un daño colateral invisibilizado
por otras realidades subjetivas, que aunque tengan derecho a ser, están
atentando directamente contra las mujeres, igual que el patriarcado hace en su
envidia de útero.
Ojo, que ya nos negaron los hombres ser sacerdotisas de nuestro propio cuerpo,
e insatisfechos con esto, ahora incluso, desean ser el propio cuerpo de mujer y
desterrarnos. En su envidia de útero, respaldados por la medicina, los hombres
quieren emular la Inmaculada Concepción de la Virgen María, en la que no tomó
parte el varón, invirtiéndola, haciendo que en la concepción, gestación y
parto, no tome parte la hembra, a imagen de Zeus. Cuidado, que el eco del
pasado resuena que tal alteración será funesta.
El discurso de las derechas es claro: las mujeres, por sus diferencias
biológicas, están destinadas a los menesteres propios de su sexo, se espera de
nosotras, docilidad, diligencia y amor por el cuidado de la familia. Platón, en
<<La República>>, trata a
la mujer como un bien económico, una propiedad. En tanto, la mujer, desde el
origen del Cristianismo, se transforma en poco más que un animal, la mujer,
para la Iglesia, no tenía alma, y es impura, únicamente María, la Madre de Dios,
que entregó a su hijo en sacrificio por todos nosotros, no lo era. En tanto, la
izquierda, usa el Caballo de Troya de los transgénero para recortar nuestros
derechos. Acabo de abrir los ojos y nos encontramos entre Escila y Caribdis.
Yo soy una mujer, para bien o para mal, acepto esa realidad y lo que ello
implica. Soy madre porque he parido, me niego a ser un ser indeterminado,
reducido a <<persona
menstruante>>, concepto que sólo define una mísera parcela de lo que
soy, y que, en unos años, no tendrá ni sentido que me defina, por los caprichos
cíclicos y biológicos que imprime la naturaleza, en la sexualidad y genitalidad
propia de ser mujer. La naturaleza es sabia, la naturaleza no equivoca cuerpos,
la naturaleza no te hace nacer en un cuerpo equivocado, eso lo hace la mente y
la realidad subjetiva. Estar vivo y poder llegar a pensar sobre ello, es una
singularidad muy remota en el universo. Haz caso a la afirmación de Jung y
busca la paz en tu ser, no en lo externo. Afirmo, que quiero que me defina la
palabra mujer, no persona que menstrua, la decisión es mía, porque decidir por
mí, también es violencia. Las personas con disforia de género, que vivan su
vida como quieran siempre teniendo al otro como límite. Distorsionar el
lenguaje, cambiar los sujetos legales, usurpar parcelas, no entra en el
derecho. Las mujeres, exigimos una equiparación en los puestos directivos y
gubernamentales, como cuando los Olímpicos, mitad hombres y mitad mujeres. Si
un imaginario tercer género quiere estar presente, hagamos tres bloques en
lugar de dos. Aunque advierto, la última vez que los hermafroditismos y
androginismos, se sentaron en las cátedras Olímpicas, la Diosa fue soterrada.
Las mujeres pelearemos, nos negamos a que nos pase lo mismo que le pasó a la Diosa,
pero, solamente el tiempo dirá qué cambio se dará, ahora que los multigénero
vuelven a clamar su parcela.
[1] Divide y domina, cita de Julio César.
[2] Aurelio M. Meditaciones. Madrid: Editorial Gredos,
S.A.; 1977. ISBN 84-249-3497-0
[3] Edgar Allan Poe.
[4] Simone de Beauvoir.
[5] Popper K. La
sociedad abierta y sus enemigos. Barcelona: Paidós; 2010. ISBN-10 8449323746
[6] Hirigoyen M-F. El acoso moral. El maltrato psicológico en la vida
cotidiana. España: Ediciones Paidós Ibérica, S.A.; 1999. ISBN: 84-493-0705-8
[7] <<Trastorno dismórfico corporal. El sujeto con trastorno dismórfico
corporal se centra en la alteración o la eliminación de una parte corporal
específica porque se percibe como formada de modo anormal, no porque represente
un sexo asignado que se repudie. Cuando la presentación en un sujeto cumpla los
criterios de la disforia de género y del trastorno dismórfico corporal, se
deben realizar ambos diagnósticos. Los sujetos que desean que se les ampute un
miembro sano (etiquetado por algunos como trastorno de la identidad de la
integridad corporal) porque les hace sentirse más “completos”, normalmente no
desean cambiar de sexo, sino que desean vivir como una persona amputada o
discapacitada.>> Asociación Americana de Psiquiatría, Manual diagnóstico
y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5®), 5ª Ed. Arlington, VA,
Asociación Americana de Psiquiatría, 2014.
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